No sé qué hicieron ustedes el domingo, pero yo me di el gusto de visitar una de las mejores playas del planeta.
En el mismo lugar donde hace cinco millones de años la mortífera lava volcánica escurrió hasta el mar arrasando todo a su paso -a la usanza de Hawái, Grecia o Islas Canarias-, ahora prolifera vida, se respira tranquilidad, se escucha el romper del mar y se puede disfrutar de la más limpia brisa costera.
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